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Landrú, un padre único

Por Raúl Colombres • Ilustraciones: Landrú

19 de junio de 2022

Raúl Colombres sostiene una foto de su padre Juan Carlos Colombres el humorista gráfico Landrú
Raúl Colombres con una foto de su padre, el humorista gráfico Landrú.

Hoy se celebra el Día del Padre y yo quiero recordar al mío: Landrú, el gran humorista gráfico argentino y no el asesino francés… ¡Menos mal! 

Hasta que cumplió 94 años lo felicité como si fuera su cumpleaños y le entregaba un regalo simbólico, cuyo significado tácito era: “Recuerdo perfectamente que fuiste y sos mi padre, y con este presente quiero expresarte mi más cálido agradecimiento por todo lo que recibí de vos”.

LA IMPORTANCIA DEL BUEN HUMOR

Obviamente, tengo muchos, muchísimos recuerdos de mi padre. Desde chico fui consciente de que él era un personaje público y reconocido por la gente. Cuando lo saludaban por la calle, entablaba breves pero intensos diálogos con estos interlocutores, rematando el fugaz encuentro con un apropiado cierre humorístico. Él aceptaba su popularidad y siempre se dirigía a sus admiradores en un tono divertido.

Y en casa, Landrú, era un tipo divertido, que compartía y disfrutaba su tiempo en familia. Cualquier tema -aún el más arduo- era propicio para que él encontrara el aspecto ameno y placentero, aunque el tono fuera surrealista. 

Por ejemplo, luego de un largo juicio, rebautizó a la Dra. Estallo, abogada de mi madre, como la Dra. Estalló (¡por fin!). ¡O cuando mi hermana cumplió 15 años! Era 1962, se celebró en mi casa y contra la costumbre de pasar valses y música no estridente, él llevó una banda en vivo cuyo nombre era “Las bestias peludas”. 

El humor de Landrú. Viñeta padre único.
LECCIONES CON BUEN HUMOR

Como papá, Landrú nunca tuvo ese tono patriarcal y serio que yo percibía en otros hogares de las décadas del 50 y 60. El vínculo con mi padre era de más libertad, pero con responsabilidad, conjugado siempre con el buen humor. 

En nuestras conversaciones, siempre aludía a los valores que predicaba y practicaba, tales como el cumplimiento del deber, el respeto a los demás y a sus creencias, la veracidad, la tenacidad y otras virtudes. Su intención fue siempre dar el ejemplo y no imponer conductas o actitudes.

Claro que todo eso no le impedía el ejercicio del buen humor… Algo así como “lo humorístico no quita lo responsable”.

MEMORABLES MOMENTOS

Otra cosa que recuerdo era que le gustaba mostrarme los dibujos que se publicarían al día siguiente. Me preguntaba cuál me gustaba más, yo elegía uno, y él lo separaba para que lo publicaran. Eso me generaba una confianza sensacional, porque después veía en la revista ¡un dibujo que yo había seleccionado! 

También me acuerdo de acompañarlo a la casa de Tato Bores para entregarle los libretos del programa; las comidas en Il Ligure, donde siempre pedía saltimbocca a la romana y los inolvidables veraneos en Mar del Plata, entre 1950 y 1971.

Por estos recuerdos y enseñanzas, aunque ya no estés con nosotros, una vez más te digo: ¡Feliz día, papá!